Desde que el huracán Katrina azotó nuestras costas del golfo, hemos sido absorbidos por imagines de destrucción, sufrimiento y caos en Nueva Orleáns (o the Big Easy, como también se le conoce). La lluvia y el viento no habían cesado aun cuando estas imágenes ya habían motivado denuncias airadas sobre incompetencia oficial y absoluta indiferencia mientras el gobierno estatal y federal se pelean por responder a esta tragedia.
En la medida que el coro de críticas ha aumentado, uno de los focos ha sido la raza y clase social de aquellos abandonados a encarar la violencia del huracán, el colapso de la ciudad, y la lucha por sobrevivir mientras se espera indefinidamente por ser evacuados. Muchos han sugerido que la lentitud de la respuesta del gobierno estuvo motivada, por lo menos en parte, a una falta de preocupación por este segmento ya marginado de nuestra sociedad.
¿Jugó un papel en el tipo de respuesta del gobierno la raza y el estatus económico de las victimas del huracán Katrina? ¿Han servido las imagines y apelativos usados por los medios de comunicación para perpetuar la visión racista a través de la cual estamos obligados a entender este evento? ¿Es este un asunto de clase que no tiene nada que ver con raza?
Para más información, contacto Kristin Millikan at 312.422.5580.