El agua embotellada (o mineral) se ha convertido en el accesorio obligado de hoy. Casi de la noche a la mañana, las populares botellas plásticas transparentes aparecieron en nuestras manos, y nació la industria de agua embotellada. Sin embargo, los estudios han demostrado consistentemente que el agua embotellada no supera ni en sabor o pureza a tu agua de grifo (tubería) corriente. Con el agua embotellada costando entre 250 y 10,000 veces más que el agua “corriente”, ¿cómo se explica esta tendencia (al consumo masivo de agua embotellada)?
Una parte de esta diferencia en el precio es necesaria para cubrir los costos de manufactura de las botellas, y el combustible necesario para transportar el producto al mercado. En un país industrializado con sistemas de agua municipal confiables, ¿es una buena idea comprar agua embotellada? ¿Que dice de nosotros el que menospreciemos el agua corriente confiable en favor de una versión de diseñador, mientras billones de personas en todo el planeta ni siquiera tiene acceso a agua pura o limpia?
En muchos países en desarrollo, disponer de agua potable ha tomado un componente político. En algunas instancias, el FMI (Fondo Monetario Internacional) o el Banco Mundial han impuesto la privatización de las instalaciones de agua como condición para el otorgamiento de préstamos. Esto se ha traducido en airadas y a veces violentas protestas por parte de los ciudadanos cuando la privatización ha resultado en el aumento de precios del servicio.
¿Es la privatización de un recurso tan básico una buena idea, especialmente cuando, en algunos casos, puede servir para limitar el acceso al agua potable, en lugar de extenderlo? El problema básico es que el agua es un requisito indispensable, sin el cual o podemos vivir. ¿Por qué no se considera entonces como parte de la “vida, libertad y la búsqueda de la felicidad”?
Para más información, contacto Kristin Millikan at 312.422.5580.