Así como la función biológica de defecar es necesaria para la supervivencia, del mismo modo lo es la utilización del concepto y la expresión que en este país conocemos como “bull shit”. En la actualidad vivimos en una sociedad permeada por mensajes relámpago, conversaciones cibernéticas en tiempo real y una mar inagotable de pseudo- información; por lo que es inaceptable guardar silencio, no tener una opinión y aparecer como desinformados e ignorantes. Consecuentemente, nos vemos urgidos a llenar los espacios vacíos o silencios incómodos con algo, con cualquier cosa. Es por ello, que bull shit además de ser la invitada perfecta a las cenas, es también indispensable durante las conversaciones con su jefe o cuando usted se encuentra con un antiguo compañero de la secundaria.
De acuerdo al profesor de filosofía Harry G. Frankfurt, jubilado de la Universidad de Princeton, es necesario hacer una distinción entre los conceptos bull shit, verdadero, mentira y absurdo. En su aclamado libro titulado “On Bulls” y publicado por el New York Times, el profesor Frankfurt explica que aún cuando algo sea verdadero al mismo tiempo puede ser bull shit. Por otro lado bull shit no es necesariamente una mentira deliberada. És por ello que bs aparece como un concepto menos repulsivo que mentir.
Acompáñenos esta semana a la conversación de Café Society, donde exploraremos las razones por las cuales nos involucramos en bull shit, y por que lo toleramos. No solamente en nuestras interacciones personales, sino también por parte de aquellos que nos representan en las escuelas, en las ciudades y en la nación misma. ¿Por qué nos mantenemos sentados de manera complaciente mientras deglutimos publicidad absurda, nauseabundos comerciales de productos, servicios, píldoras, etcetera, para luego dirigirnos a comprar lo que estas compañias prácticamente nos empujan a adquirir.
Acompáñenos esta semana a la conversación de Café Society, donde exploraremos las razones por las cuales nos involucramos en bull shit, y por que lo toleramos. No solamente en nuestras interacciones personales, sino también por parte de aquellos que nos representan en las escuelas, en las ciudades y en la nación misma. ¿Por qué nos mantenemos sentados de manera complaciente mientras deglutimos publicidad absurda, nauseabundos comerciales de productos, servicios, píldoras, etcetera, para luego dirigirnos a comprar lo que estas compañias prácticamente nos empujan a adquirir.
¿Qué es lo que dice sobre nosotros y nuestra cultura el predominio de bs? ¿Es qué somos tan apáticos que no somos capaces de diferenciar los hechos de la ficción? ¿Es acaso que estamos satisfechos con la manera absurda de ser conducidos ? o ¿Es qué hemos abandonado nuestra preocupación por conocer la verdad? o ¿Es que alguna vez hemos tenido tal preocupación?
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Para más información, contacto Kristin Millikan at 312.422.5580.